
Solentiname: un Edén de artesanos y pintores
Las espectaculares flora y fauna se combinan con el arte de sus pobladores.
En el suroeste del Gran Lago de Nicaragua o Cocibolca, 36 islas de origen volcánico, creadas hace miles de años, dan forma a lo que hoy se conoce como la puerta de entrada al paraíso, pues al igual que en el relato bíblico, esto se parece al Jardín del Edén, donde en medio de una exuberante flora tropical, animales de muchas especies conviven en armonía con pobladores del lugar.
En Solentiname, la naturaleza es prodigiosa con su intenso verdor, donde sobresalen las heliconias y plantas acuáticas de flores blancas, moradas y rojas, helequeme, guabo, poponjoche, mangos, cedros reales, matapalos, papaturro, guarumo y otros, pero sobre su rica y variada fauna insular, que embellece el lugar con el vuelo de garzas blancas, oropéndolas, chocoyos, colibríes, urracas, zanates, salto de ardillas entre las ramas y la huida arisca de garrobos a la orilla del camino.
Estas paradisíacas islas son el hogar de una comunidad de pescadores, pintores y artesanos de la madera de balsa, que con su trabajo contribuyen a la conservación del entorno natural, del que se inspiran para recrear en sus lienzos recónditos paisajes llenos de selvas vírgenes con animales silvestres nativos o para tallarlos en la liviana madera de balsa, que luego decoran en vivos colores con pintura acrílica.
Solentiname es el lugar ideal para descansar y entrar en contacto directo con la naturaleza, alejado del estresante ruido de las ciudades y su rancio aire contaminado. Aquí lo único que se escucha al amanecer es el concierto de miles de pájaros que saltan entre ramas y vuelan en busca de comida para sus polluelos, luego viene una quietud que invita al relax en una hamaca o a leer aquel libro tanto tiempo postergado.
En estas islas, la población se dedica a la agricultura, pero cada día surgen nuevos pintores y artesanos, estimulados por sus padres y parientes que desde hace más de 40 años encontraron en el arte una alternativa económica que les ha permitido, a su vez, mantener el bosque y su particular fauna, donde encuentran su principal fuente de inspiración artística.
En la isla La Venada, todos los miembros de la familia Arellano son artistas del pincel y la madera de balsa. Rodolfo Arellano, el patriarca de 74 años, junto a sus hijas Silvia, Clarisa, Jorlene y sus nietos Julio, Ercilia y Joaquín, dedican las mejores horas de luz del día para capturar amaneceres y atardeceres en las islas, eternizándolos en lienzos grandes y pequeños donde monos, jaguares, tucanes, garzas y lapas viven en un ambiente de paz y armonía en medio de una exuberante vegetación.
Don Rodolfo tiene 39 años de pintar paisajes y escenas de la vida cotidiana en las islas. Silvia lleva 20 años pintando y sus fuentes de inspiración son la fauna y flora del Refugio de Vida Silvestre Los Guatusos, donde ha conocido la mayoría de los animales que pinta en sus cuadros. Ercilia empezó a pintar hace 9 años y ya tuvo la oportunidad de exponer sus obras en Alemania.
En la isla Mancarrón, la más grande del archipiélago, 15 familias que viven en el poblado El Refugio se dedican a la artesanía de balsa, actividad en la que participan todos sus miembros, desde adultos, jóvenes y niños, pues mientras unos preparan la madera, algunos la tallan y otros la pintan y decoran con vivos colores.
En este lugar es admirable ver cómo de las manos de estos artesanos van saliendo, de trozos de madera de balsa, garzas blancas, tucanes, tortugas, guapotes, etc., así como diminutas piezas de mariposas, peces y otros animalitos, para hacer móviles decorativos muy gustados por los turistas que llegan de visita a las islas. En total, en estas islas hay más de 200 artesanos, muchos de ellos también connotados pintores primitivistas.
Solentiname cuenta con varios hoteles donde pasar unas inolvidables vacaciones, el principal es el hotel Mancarrón, que cuenta con 15 habitaciones con baño privado y abanico, y un restaurante. Su comida es excelente, donde nunca faltan el guapote y las frutas naturales. De aquí se pueden hacer excursiones al Refugio de Vida Silvestre Los Guatusos, a Ometepe o al río San Juan, además de recorridos por todas las islas del archipiélago. Para visitar este lugar se puede contactar con Solentiname Tour.
En el poblado El Refugio, hostal familiar el Buen Amigo ofrece alojamiento y comida. En el extremo norte de la misma isla, atiende el hotel Catalanica. En la isla San Fernando, el albergue Celentiname y Cabañas El Paraíso tambien brindan atención a los visitantes.
Cómo llegar
Del muelle de la ciudad de Granada sale el barco rumbo a San Carlos, Río San Juan, los días lunes y jueves a las 2:00 pm. Del Mercado Mayoreo salen los buses que van a San Carlos. En esta ciudad se toma una panga que le lleve al archipiélago. También se puede viajar en avión por La Costeña, en viaje de solo una hora.